La Carta

Hay cosas que no debemos ni necesitamos descubrir por nosotros mismos. Se hizo tarde para jugar con muñecos (yo nunca jugué con carritos), resulta que lo he intentando y hay cosas que simplemente no vuelven, si lucho para transformar mi resentimiento negado y secreto para convertirlo en amor, ¿qué tan difícil puede ser para ti? abandonar tu posición competitiva y entender que no soy tu rival. Soy tu hijo. Que el genio que está dentro de mí se quedó dormido y ahora no dejo de golpearlo desesperadamente, para que despierte porque necesito ser alguien, ahora entiendo que yo te bendije con mi entendimiento, que me sentí culpable cuando supe que Jesús murió por mis pecados aún cuando yo no había nacido cuando él lo hizo; que me hice a mi mismo algo voraz, que dejaba el odio para sí mismo y ahora juro por Dios no volver a hacerlo, e hice de tripas corazones y lleve un peso que me hizo fuerte ante algunas cosas, pero debilitó demasiado mis brazos, que ahora me duelen en la noche y me duelen en el día. Necesitamos querernos y odiarnos, sólo espero que la próxima vez que necesite de ti no me dejes solo nuevamente en medio del caos, y lo siento por estar escribiendo acerca de esto, y lo siento por no ser sea lo que sea que esperes que sea, se hizo tarde para jugar, hay cosas que nunca vuelven y otras que nunca se perdonan y menos sin intentos.