Cuando los dioses se callan, lo amo.
Lo amo tanto que en su piel, vi un nuevo color inventado
que sólo en el mundo tiene él.
Lo amo, por que el retazo de felicidad que el mundo me mostró
se parece a él, se ríe como él, por eso lo amo.
Lo amo tanto que amo a su Dios amando aún al mío.
Que el estuche de la vida misma, está tan lleno y vacío.
que ahora es gris, y ahora es seco, y ahora es roto,
sin él el tiempo es un inmenso llanto,
que invade todo como un perro muerto,
que sólo se va, si él está conmigo.
Lo amo aún sabiendo que el monstruo que sopla amores
está dentro mí y entre tanto miedo, lo amo,
aún si este despierta, y me hace desaparecer,
yo lo seguiré amando lejos de todo.
Lloran mis manos, a veces llora todo el cuerpo,
porque él no está aquí y pesan mis pies
y le mando besos, besos naranjas,
y besos de agua para que lo mojen de mí.
Lo amo.
Lo amo cuando está y cuando no, lo amo también,
a su piel inventada con canela y romero.
Amo la pasión de nuestras guerras, de su conocimiento,
de sus palabras que derivan en mi temo
de no compararme a su lado
Él me ama a mí también, me ha amado más de mil días
donde fuimos siameses imposibles de separar
sin causarnos la muerte.
Él me amó primero, entre caricias, entre telas y delicias azules,
y yo lo hice por gusto al rico turno,
entonces ni Mahoma ni Jesús tuvieron nada que decir.
Lo amo en el secreto de mis raíces
aunque por ocultarme lo haya lastimado.
Son nuestros daños afilados sablazos
que alegraron a las sirenas que cantaban,
que rompieron sus costados, sus caderas y mis brazos.
Tanto sentir, entre tantas condiciones. Aún así le amo.
Cuando los dioses se callan, le mando besos naranjas,
besos de agua, para que lo mojen de mí,
por esas veces que volamos juntos abrazados.
Y que los besos lo traigan a casa,
le mando mis besos como un compás para traerle,
para que curen sus cortadas y para que vuelva conmigo.
Y si tiene nuestra historia un nuevo comienzo,
y entonces me devuelve con su toque la humanidad
podrá tener su nombre, o el mío, o el de los dos,
el nuevo inicio, el río en el cuerpo.
Y en sus raíces no habrá miedo, ni mentiras,
ni velas apagadas, ni amores que no naden,
ni sirenas mortales, ni Dioses discutidos.
Será, el inicio más amado, porque será suyo y mío,
y le prometo que así será.
Mojando las condiciones,
ya los candados oxidados no podrán encerrarnos.
Entonces lo amo, porque él a mí
me ama todavía.
Amo como escribes...
ResponderBorrar¿lo había dicho???
the best!!! me gusta (facebook) Daniel Ratti.
ResponderBorrarMuchas gracias por tus visitas y comentarios, siempre me hacen estar más acompañado. Me ha encantado lo que has escrito, me ha hecho recordar el único amor dulce que he tenido. Te deseo toda la suerte del mundo. Yo también me pondría algo de Mecano en la oscuridad, pero sobre todo hoy me pondría Saturno de Juan Sinmiedo, producida por José Mª Cano, uno de los hermanos de Mecano. No sé por qué tu texto me la ha recordado al final. Si no la conoces, búscala, te va a gustar.
ResponderBorrarbesinos