Pasa tus dedos a piel rasgar
y que empiece la combustión
para quemar un loco amor
y las culpas de un besar
pasa tu aliento a piel rasgar
la corriente de tu espalda
y sus bosques virginales.
Que empiece la combustión
para encender las aflicciones
y oxidar tu cruel reparo
que castiga y que castiga.
Pasa tu desvelos a mis noches
que arda con oxigeno la piel
y siempre a tu contacto luz y calor
porque trajiste estrellas a mi techo
y guardaste el mar entre mis huesos
y entonces fue vapor.
Pero el incendio de tus besos
es sólo un quinqué al asomarse tu conciencia.
Aún así,
siempre a tu contacto luz y calor
que empiece la combustión.
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