La Decepción como un filo que amenaza, el chasco como una grosería que te reta, las cosas rotas que preñan la apatía, el insulto que te tumba y te escupe, y hace que nunca te vean como realmente eres. Ningún mar tragado podría limpiar ciertas desilusiones ni las cosas que sentía. La Decepción son las cosas muertas que tú querías hacer danzar, y ahora una voz interna que no deja dormir dice que ya no comparta mis ratos, y yo que esperaba que vieras pureza en mi putería. Qué cruel coqueteo, ese que no se queda cuando cae la sonrisa. Qué pobreza la de esos humanos que no pueden compartir sus madrugadas. La Decepción es esa muerte hecha maqueta, que te ofrece un final seco, y es final porque detiene las cosas. La Decepción soy yo siendo una habitación que ya no podrás ocupar, una excusa para no invitarte y las fotos que no te tomé. Esta minúscula muerte que sólo entiendo yo, se agrega a las despedidas que no pronuncié, me obliga a no esperar repeticiones. La Decepción es eso que llega cuando ven herejía en tus dones. Considerando extrañar ese salvajismo llena-vacíos, se susurra en la expiración de lo tuyo, que sin duda nos hizo falta conocernos en tiempos de respeto.
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