Ya no tengo 18, y la lucha contra aquella sensación de violación que me provocaba ser expuesto no es tan fuerte, y esto es porque cambiarás. Supe alejarme de aquella gente entre comillas que rompía mis cuadernos y mis cosas, quizás se metan debajo de mis días disfrazados, pero la madurez se asoma como una fuerza desesperada en esos momentos en que el pasado asoma sus narices. Ya no tengo 18, porque cambiarás y no te darás cuenta. Creo en este momento que los cambios no asustan a menos que se anuncien, porque de otra manera cambiamos y no nos sentimos diferentes hasta que miramos atrás. Camino por cuerdas flojas por simple juego al peligro, entonces seré el que se queje cuando el vértigo me robe elevado, cuando venga el fin. Y sobre los choques que se sienta afortunado aquel que tenga tristezas que transformen. Cambio ahora la imagen del blog, porque ese de allá arriba solía ser yo, pero cambiarás.
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