Otros idiotas se lanzaron a estas piernas buscando carne, cuando sólo había alma. De gente rara está llena el mundo dicen con cierta pornografía emocional, mientras mi diferencia los ahoga en mi marea. Y no sientas exclusividad porque la vida es atención y yo estoy a punto de aniquilarte, y no te sientas tan especial, si cuando pienso en la moción de tu lengua chorrea aquí la tarde, vive en mí la dulzura mal saboreada de querer cambiar el vacío de otros con mis ilusiones. Sólo muestro las alas de mis pies al beso que repite de pasión inicial, y entonces me echo a volar en el agua, por tantos cielos rechazados. Pero es La intermitencia como un mosquito a mi oreja, tan molesta, tan burda, y simplista. Sin embargo tan exterminable es la intermitencia cuando buscas el bien propio, tu intermitencia contra mi mano y mi pared, "Aplastad al enemigo" dice mi ejercito. Pero alguna vez te detectó algo pezón mío tiritante a tu respiración, entonces, en señal de algún cambio ofrecí el rato, casi dormido y desnudo de piernas, esperando despierto el gesto de agarre tuyo, si te atreves de una vez, pero otra vez, la excusa te desnutre. No soy yo aquel niño vagabundo que iba a contar los secretos de esta cadera y esta pupila asperger a los amantes insípidos, incapaces de ver el brillo de la vida, y que me etiqueten de raro, porque sí lo soy. Otros idiotas se sintieron dueños de esta pasión, de este síndrome y esta piel que se levanta. Yo a veces me escondo en las sábanas poseso a volver a nacer, por sentirme engañado al creer en la primera palabra, por salvajismo y purismo, berrea mi risa por las chispas en mi cama. Estas cosas son del tiempo, uno no es de nadie. Pero es mía la precocidad, porque la precocidad besa siempre con buen aliento, con la esencia que marca y queda. Pero tú te llevas tus cejas de universo que atoraron alguna ilusión mía en su laberinto y su manglar, pero yo me llevo mi voz lumínica para dejarte en plan de silencio, disparado otra vez, pienso, que otros idiotas se lanzaron en estas piernas buscando carne, pero el espíritu furioso les corrió de coñazo.
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