Todos los caminos conducen a la nada
Tres días de tormenta y este cuerpecito es de papel.
Ya los muchachos no juegan con mis pies.
Empiezo a darme cuenta
que ninguna regla cambiada funciona en mí
¿Quién soy yo?
Yo soy la tristeza
por supuesto.
Sí, Daniel. Discúlpame que empiece comentando esa frase con aire a Walt Whitman: "Ya los muchachos no juegan con mis pies". La literatura siempre es subjetiva, y más la tuya (ya lo sabes) que cada frase vale por siete u ocho "impresiones". Me has recordado a Walt Whitman aunque creo que a él no le importaba tanto qué le daban a él, sino lo que él veía, o sentía. Y claro, a ti sí que te importa, pues él no dijo en más de una ocasión esa frase tan hermosa de (por una vez) "quiero ser la causa y no la guerra/lucha". Y tú tienes un poco de esa generación que un día describiste y que siempre pide algo a cambio. Esta vez confundiste tus propias reglas con las reglas del otro en ti, por eso crees que nada te funciona, y te han dejado el cuerpecito hecho papel, y de paso desembocas en la rabia, la furia y la tristeza. Pero de ahí naces. Tú lo has dicho. Y nacerás siempre. Perdón por la perorata y por esta reiteración, pero lo sigo pensando: eres universal. Javier.
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