martes, enero 26, 2010

Oh! ese pequeño diablillo


El bien y el mal, de ambas cosas tenemos formadas ideas, Para algunos es asunto de ángeles y demonios aconsejando en cada hombro y para otros es algo un poco más complicado. En el ámbito de las relaciones y nuestro desenvolvimiento ¿que define que está bien y que está mal? Según Aristóteles una acción buena es aquella que conduce al logro del bien del hombre, cuando hacemos algo por propia satisfacción generando placer en otro aun cuando pudiéramos causar daños a terceros ¿Podríamos considerar que hemos pecado? En asuntos de valores ¿Quién tiraría la primera piedra?

En filosofía el pecador no quiere el mal, lo que busca es el placer sensible de un acto, entonces cuando compartimos opiniones acerca de otros basándose en nuestra balanza de bueno o malo ¿qué estamos haciendo realmente? Si conseguimos sentirnos bien en la asertividad de nuestras condiciones sin dañar a otros ¿No estamos siendo acaso buenos con nosotros mismos? Cuando la ausencia del mal depende realmente de algunos pequeños detalles que no vemos o decimos ¿Somos pecadores según nuestra capacidad de quedarnos callados? Claramente lo que es bueno para algunos es malo para otros ¿Qué pasa cuando el pequeño ángel y el demonio que sale a cada hombro se empeñan en no parar de discutir? Tal vez budah tenga razón y no somos completamente malos o completamente buenos. En mi opinión somos nosotros quienes damos ese empujón a cada cosa para hacerla maldad, bondad o nada. Mientras en mis actos, palabras y condiciones no lastime gravemente a nadie seguiré pensando que no soy ni un ángel ni un demonio, soy simplemente una criatura que se ha puesto a jugar en un mundo de reglas demasiado confusas.

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