Con acento de río vasto
taciturno pasaste
llevándote en la barba
un pensamiento mío.
Cruzando mares eléctricos
volviste con la boca inmensa
llena de pájaros migrantes
y entre las manos grandes
el pensamiento transportado
y entre tu pecho, tu corazón
que era y es:
geométrico y anaranjado.
De tu boca volaron
los pájaros a mis pies
y a tu boca me llevaron
los pájaros a mis pies
y a tu boca me llevaron
y tú, barbón y gigante
caminaste contento
sólo por esa vez.