Hermanos de la violencia.
Adoradores de una justicia ensangrentada
ocultando la porquería de una remembranza
de las peores barbaridades que se han cometido
en esta tierra verde y víctima
y peor aún, ¡Ejército maldito!
asesinos de ideas y devoradores de mundos
creciendo a fuerzas de los
que aplauden la masacre sin conocerla,
sin padecerla, porque te hablan de pobreza,
como si la pobreza no pudiese ser un arma
que te apunta y que te odia, y que cuando
hiere te hiere a muerte.
Y entonces te la cuentan como si la conocieran
pero lo que tienen es una idea
una memoria heredada que petulantes
llevan en el pecho de oro hueco
pero la pobreza no se entiende
la pobreza se siente y se siente ardiendo
como carbón rojo en la barriga
se siente en las manos de braille de mi madre
en el sitio de la casa donde arrincona sus sueños muertos
y tú luego arrinconas los tuyos.
¡Complices!
Hijos de la muerte
que se sienten con derecho a orinarse
con pseudo-inteligencia en la tumba de otro,
sumergidos en la comodidad de los cobardes
que nunca aprendieron a preguntarse
si había algo perverso en eso
que incuestionablemente
estaban defendiendo.
estaban defendiendo.