Tu nariz detrás de mi oreja descorchó la emoción del inicio
destapó la rica curiosidad que dejarías luego abandonada.
Traduzco el abandono no como un total sino,
como cuando soy tratado del modo en que no quiero
si por querer quiero más.
Tu agarre distinto proyectó el beso al párpado
y te tomé una foto con los ojos para llevar.
Tu nariz detrás de mi oreja amaneció
tibia al horizonte de mi cuello
tibia al horizonte de mi cuello
con el canto parrandero prometiendo:
más caricias a esta piel ingenua.
más caricias a esta piel ingenua.
Te bautizo con otro nombre, capricho mío de la posesión
para tratarte como otro no te ha tratado
y pedirte más dulces por tu impuntualidad.
Tu nariz de pájaro y yo tan cielo y sin volar
cuando espero y no te digo
que confundo el despiste con el desinterés
que te imagino en bicicleta por Montmartre
cuando mi todo o nada condena y espero la llamada
y pregunto por tu color favorito, por el tono de tu voz
y por tus libros infantiles, pero nunca sobre amores,
no por miedo a buscar sino a encontrar,
Ignora mi versión subtitulada,
que dice que te quedes a dormir para tatuar el rato,
que yo te vigilo mientras se me acaba la atención.
Ignora mi versión subtitulada,
que dice que te quedes a dormir para tatuar el rato,
que yo te vigilo mientras se me acaba la atención.
para mantener esta rica fuga
porque la hizo tu cuerpo y su largura
pienso yo:
pienso yo:
que deberías llamar un poco más.
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