Ardo de fiebre
de fiebre de las cosas rotas
ardo y quemo tanto
pero yo soy el bosque
yo soy la hierba muerta
el beso ardiente que marca hombres
Por eso ardo con la furia de los ignorados
por eso duelo con la historia de los errores
por eso grito contra los matapájaros
por esos fracasos que ahogan bocas puras
de los pueblos como cárceles
debajo de sonrisas absoloutas
ajenas de humildad liviana
Yo me salvo en el recuerdo
de un verano holandés
de un ángel azul y porno
que pronuncia mal mi nombre
el susurro se volvió grito
gente, aviso que
el susurro se ha vuelto grito
y es imposible callar
la orgía de arañas en la cabeza
las horas del hombre solitario
que irremediablemente mata a los nuestros.
miércoles, julio 29, 2015
lunes, julio 06, 2015
Clon
Había un hombre parecido a ti
con el cuello que acariciaba las nubes de la noche
con los ojos para luchar nadando y ahogarse
había un hombre parecido a ti
que vivía en un lago
tan lejano como tú
con tu ciudad de cielos góticos
que se guardaba la risa entre las costillas
que nunca vio al pajarito de la lluvia
había un hombre parecido a ti
con Europa en la frente
y África en los pantalones
había un hombre parecido a ti
tan parecido
que al verme
tampoco pudo amarme.
con el cuello que acariciaba las nubes de la noche
con los ojos para luchar nadando y ahogarse
había un hombre parecido a ti
que vivía en un lago
tan lejano como tú
con tu ciudad de cielos góticos
que se guardaba la risa entre las costillas
que nunca vio al pajarito de la lluvia
había un hombre parecido a ti
con Europa en la frente
y África en los pantalones
había un hombre parecido a ti
tan parecido
que al verme
tampoco pudo amarme.
Brindis
Pido nunca convertirme en esas personas que no aplauden a los músicos que tocan por las calles. En esos que condenan con silencio luego de un estornudo, a esos que ignoran los buenos días. Pido nunca convertirme en esos que atacan lo que no conocen, que lastiman con etiquetas, de los que nunca dudan, o de los que dudan demasiado. Pido nunca convertirme en esas personas que alejan sus ojos de la pobreza mientras ven a alguien durmiendo en la calle, de esos que no se preguntan ¿Cómo se sentirá? Pido nunca convertirme en esas personas que no se ponen tristes, esas que no lloran con un adiós, de los que nunca pelean hasta el final o los que no aprendieron a pedir disculpas. Pido nunca convertirme en una de esas personas a las que todo le da igual, de los que apagaron de ellos la llama de la convicción, los que nunca admiten. Pido nunca convertirme en esos que envenenan el mar y la tierra, pido nunca convertirme en esos que se avergüenzan de sus comienzos, del lugar de donde vienen y prostituyen su cultura, pido nunca convertirme en esas personas que masacran con sus creencias, que disfrazan la justicia con harapos de muerte, pido no ser de esos que encuentran inmoral el sexo y no la violencia. Pido nunca convertirme en una de esas personas que dejan de reírse de sí mismas, de esas que no se atreven a decir: Te amo, Gracias, Perdón. Pido nunca convertirme en una persona que pida paz, y en vez, ser alguien que haga paz. Pido nunca ser una de esas personas que nunca lo intentan, que no se incomodan, que no acarician a un perro o un gato de la calle, que no toman directo de la botella , que no comen en la cama, que no duermen hasta tarde, de los que no incluyen, no expanden, no comunican, no sueltan, no retan, no comen helado porque hace mucho frío y es la una de la mañana, de los que necesitan intimidar con su poder para sentirse cómodos. Pido reconocer todas estas cosas y respirar las pequeñas celebraciones de las primeras veces, y las veces que me vestí con fallas, y me acosté con errores, por los recuerdos de todos los brindis que me conforman, reconociendo que soy el defecto que aprendió a bailar en este cuerpo.
Salud.
Salud.
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