miércoles, septiembre 29, 2010

Nadie nos espera


No quiero ser dueño
de ninguna de tus venas,
siendo un niño
entendí la belleza de la libertad
y los daños de ir contra ella.
Estas palabras son para quien no te cuente.
No podría poner mi nombre
en el río
que de tu cuello a tu pecho baja;
yo supe saborear el agua que salía

y tus besos en mi quijada.

Yo podía vernos desde afuera

contemplándonos
como velas en la oscuridad.
Mi dureza se marchita
cuando cierro los ojos para recibir tus besos
no tendría cara para esperar que te quedaras

siquiera una estación.
El sentido común echaba fuego

al campo de fantasías.

Supiste de mi naturaleza frágil

antes de saber mi nombre,
pero no entendiste sobre mi coraje y sentido.
No quiero ser dueño de nada tuyo
Porque el mayor insulto sería

quitarme lo que me has dado
mi intención no es regalarme a ti.

No creo ya en mundos

donde pertenecemos y dejamos de ser.
Pero hay algo que tenemos

que no suele pasar a ratos
y eso es lo único que quiero compartir

en horas oscuras.

Yo no espero ser salvado

no creo que toda historia tenga héroes.
No podría negar con la cara en alto

el vació o sabiduría de mi soledad,
mi sangre fría tibia por ti
pero no ves que viene el llanto

sólo cuando consigo fuerzas,
que grito en silencio
cuando fracasas,
porque yo noté la falta,
cuando faltaron ganas.

Tú nunca me verás llorar.

y No,
no me molesta pelear,
no cuando cada pelea termina

con tu boca comiéndome el cuerpo.
Pero si jugásemos al ahorcado
mientras trato de descifrarte
la soga reventaría la vida
y aún así no sabría quién eres.

Estaré ajeno de asociar tu nombre
con la palabra Amor
hasta que tu mente entienda

sobre desvanecerse frente a otro,
pero tus dientes en mi quijada

No,
no lo  harían
no harían que esperase nunca amor de ti.
Esas cosas vienen siempre
Cuando Nadie las Espera
y no podría atreverme a creer

en algo que no va a pasar.

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