y yo
que crecí nadando
que crecí nadando
en el mar de saliva negra
por buscar un poco de vida
me cosí al pecho
ésta extraña manía
de abrazarme a seres de aire.
Un día
expulsado de las alturas
aprendí
expulsado de las alturas
aprendí
que lo que no se dice se muere.
Y bueno
hay que volver a bracear
y aunque el tiempo
me muerda la oreja y me diga:
te vas a ahogar,
yo sólo puedo
seguir nadando.
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