Movido por tu egoísmo como siempre como lo único innato que te impulsa acabaste con todo.
Como un niño caprichoso que quiere nuevamente lo que daño, rompiste los sueños no utópicos de mi infancia; esos que sólo pude tener a esta altura de mi vida.
Tú destrozaste todo y aun eres tan no-vivo para hablar de amor, pero tú dañaste cada cosa mía, te esforzaste en acabar con todo, rompiendo, pisando. Y con eso me rompiste a mí, tú y tu violencia maldita y noqueadora, ellos están muertos y yo también así que no nos molestes.
No estoy listo para olvidar, y no siento que vaya a estarlo, ya es tarde para que lo corrijas.
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