Quise decirte que escribí mucho esperando cambiar algo, podría decirte que el día de trabajo fue infernal e injusto, debería decirte que no vuelvas si no es para hacerlo bien. Que tengo un plan para el futuro aún, que el rato solo sigue siendo eterno, que la distancia espaturra el ánimo, que me tiré en el suelo a contarme los dolores, que cuando va mal me falta contarte, que es una mierda que hagas cosas que me decías nunca harías, que mido ahora medio centímetro más, que se me notan más los huesos de la cadera, que cuando quitan la luz aún quiero quejarme contigo, que ahora detesto las cosas pares, que será aún más triste el mar del quince si tú no estás, que ya no tengo fines de semana, porque eso eras tú. Que me siento sin hogar, que tus piernas de primavera aún fabrican suspiros aquí, que tu aliento de sandía le devolvería el sabor a mi boca, que me duermo con tu mano fantasma en mi cintura. Pero tú no has estado, tú no has sabido estar, tú. Tú menospreciaste mis hábitos, tú viste molestia en mi tristeza, tú sentiste incomodidad de mi intimidad, tú dejaste de ver mi cama como tu cama. Y yo volveré a levantar muros, me pediré el perdón que tú no supiste. Quise decirte, podría decirte, debería decirte. Pero tú y yo, ya no estamos. Y cuando dijiste "te extraño" yo quise probar cuánto, pero el obstáculo te ahuyentó, como a toda la gente floja y tu silencio delató como siempre, tu apatía, y tu falta de interés. Quise decirte, podría decirte, debería decirte, que de nada sirve extrañar, si no eres capaz de hacer algo para remediar ese hecho. Pero esto seguro no cambiaría nada.
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