jueves, diciembre 04, 2008

Gabriel 1999


Siento la intranquilidad como un panal que se alborota cuando estás aquí. Cada juego y acto que hago ahora es para llamarte. No te acerques tanto, ya no vengas no sabré que hacer, cuando se resbala la mirada y cae directamente entre tus piernas sabrás todo sobre mí. No hables tan dulce, no te recuestes, no invadas mi distancia porque esta guerra te dejará ganar. 

Es una pasión recién nacida que te llora y ahora vive en mí, la de la alegría que me baña cuando llegas. Son las residencias del detalle sin tus medias el susurro que me incita a entregarme a ti. Así que no hables tan cerca por si la estrofa de tu voz me hace derretirme y desnudarme. Es una obsesión este juego favorito que me aleja de lo niño y que precoz me hace pensarte. 

Bajo la mirada por vergüenza ante tu cuerpo masculino que lo invade todo, entonces subo la mirada más arriba de tus rodillas, y me pierdo entre tus bosques. Me estrello en tu lado duro y quiero aislarme del mundo. Pudo ser la sucia imagen de la derrota , pero fue la imagen de mi primer deseo.

Esta vez no haré fuerzas. Quiero ser tu favorito en el juego de las pieles, en el lugar de siempre con la misma excusa, con las mismas pecas en tus espalda con tu mismo cabello de los 90, con el mismo pecado enterrado,con tus mismas medias en el piso y la misma tobillera desgastada cerca tus pies blancos y delgados; con la misma trama de "juguemos" mientras todos salen y nos quedamos solos. Le regalaste entonces a mi piel tu propio olor, mientras estaba tirado sobre ti en el mismo terreno de cuatro paredes, con tu zona de bosque y con un niño disfrutándote, fingiendo que no sabía lo que hacía aunque todo el tiempo lo haya sabido.