domingo, enero 30, 2011

30 de Enero

Somos más frágiles de lo que te has imaginado. Llevo dos meses quejándome de una falla en mi baño y esta madrugada cuando los balas cercaban el cielo, tomé mi cámara y mi cédula más dos bolívares en el bolsillo, así me di cuenta que no había mucho que llevar. Entonces cuando bajé las escaleras pensé que no volvería a ver mi casa. Simplemente quise volver a preocuparme por lo del baño. Y cuando las personas empezaron a correr noté que una sola cosa importaba. Era la forma en que se pudiera ayudar.Entonces no hizo falta tomar ninguna foto, porque el rostro de madres y hermanos quedaron en la memoria. Porque la preocupación sería un estorbo cuando hace falta tanta esperanza. Y de pronto sin creer en Dios me puse a rezar. Porque "la pobreza robó nuestros zapatos dorados pero no se llevó nuestra risa".

miércoles, enero 26, 2011

A veces pienso que:

Solamente cuando escribo entiendo el porqué de cada cosa. Y todas las emociones tienen nombre. Y cada duda sobre algo es resuelta. Estoy tratando de quedarme ahí. Por eso escribo.

Trescientos daños y un perdón

Y yo sólo quiero esconderme. No quiero que me alcance su pregón. Una risa se escapa. Ella viene contaminando todo y nunca ha existido respeto por lo que sienta el otro. Y de pronto la sala se hizo inservible y nada puede ocultarme. Y ahora soy el joven más propenso a un infarto y no podría culpar a nadie más. Y esto lo único que podría devolverte, este es el acto que me enferma y me proyecta. Una país sin Alicias ni maravillas. La fuerza de mis manos nació de las veces que me rompiste los tobillos. Sólo al que miente le molesta la verdad. Qué pena es molestarte pero no mereces un trato especial. No es la falta de fuerza lo que hace que me afectes, es mi necesidad de estar limpio y tus competencias de impedirlo. Los títulos no deben hablar de lo que somos, lo que hacemos es lo que nos define. Nunca te interesó la salvación. Es mi memoria haciéndome alzar el puño para no recibir un golpe más. Tú tan ajena a mis síndromes sin saber quién demonios soy; una risa por falta de un grumo de interés. Este soy yo irrespetando todo. Y no hace falta llenar la mesa cuando hay tanto recelo entre los platos.Porque ninguno de tus mecates sirvieron para mis columpios. El mayor reclamo es al extraño que me hizo estar aquí. Después de trescientos daños dime cuándo podría acercarse un perdón. Y no le doy espacio en mi cuarto a ninguna crítica porque este soy yo haciéndome a mí mismo. Porque nunca te ofreciste a ayudar. Porque nunca tuviste interés en saber quién soy, y ahora que lo sé no me interesa contártelo.

lunes, enero 24, 2011

Nosotros los culpables

Apenas alumbraba cuando la tormenta golpeó
No se levantó alguna mano y no se escuchó ninguna voz

y nadie avisó al bufón mientras el mundo se burlaba

Y la luz pudo a penas cambiar para no ser apagada
Acá abajo con lo nuestro, nosotros los culpables.
Hay cosas que nos cuesta saber.
Pero el soplo siempre continuó
y cuando vi al caballo también quise correr.
Pero nadie avisó que hay cosas que simplemente no pasan
Y en cada paso que di, el error fue ser diferente sin darme cuenta
Y nadie dijo nada, nadie dijo "Está bien" sabiendo el peso de eso.

Persona distante una vez quise ser como tú
pero no fueron tus fallas sino tus daños los que me hacen partir.
Hay cosas que no podemos olvidar.
Una vez que el miedo se vuelve cerca nadie se puede mover
Pero cuando la llama temblaba lejos de la libertad
desde el suelo pude notar que la sombra también es producto
Y esta es la fuerza de los diferentes, la que pocos conocen
porque nadie sabe bien por donde atacar dando el toque.

Persona distante alguna vez quise ser como tú
Pero cuando supe quién eras me sentí tan perdido
y las calles se despegaron del suelo sin sitio a donde ir.
Porque la furia fue motor en los días de explicaciones muertas.
Y es la misma luz que seda hasta que se apaga para dormir
la de las horas perdidas dónde nadie calla la inconformidad
las horas del gran miedo: el miedo a no ser.

Persona distante alguna vez quise ser como tú
pero tú nunca pudiste ir más allá de tu propia cárcel
Entonces murieron los caballos y culparon a los gatos.
Hay cosas que nunca se admiten.
Persona distante esa vez vi tus cadenas
Y no lograste ocultaras de nuevo.
Y alguna vez quise ser como tú
pero nunca dudaste en encerrar a alguien más.
Y no puedo permitir que se me haga tarde.
Y nadie dijo nada, nadie dijo "Está bien" sabiendo el peso de eso.
Pero ahora sé que nada es realmente normal
y tú nunca sabrás quién soy.

martes, enero 18, 2011

A veces pienso que:

Yo no creo en los ojos porque todo lo que sabe comunicarse aprende a mentir.

Otro papel

La paciente presenta:

Complejo de Electra: Ha tomado la imagen del hijo mayor como la del esposo ausente. Compite con el otro.

Pasividad agresiva. Se agrega: Rotunda y reiterativa necesidad de hablar mal de los demás. Nunca en la presencia de las personas.

Depresión comercial: Su dolor se hace real solamente cuando lo muestra ante los demás. Necesidad de trato especial.

Notas adicionales: Es una sinvergüenza pero sobre todo una eterna malcriada.

Observaciones: No se esperan cambios. Se recomienda huir o soportar.

RPTCN

Estuve algún tiempo tratando de agradar. Pero genéticamente soy incapaz. El descubrimiento es este: Cuando alguien no obtiene lo que quiere de ti tiende a molestarse. Las reputaciones, son las cosas que han, y no han podido obtener de ti.
Las decepciones no siempre dependen de nosotros. Quizá no sea algo sobre putas o santos, o ángeles y demonios, quizá sólo sea sobre favores mal pagados.

lunes, enero 17, 2011

21

Son buenos tiempos para tener héroes.

sábado, enero 15, 2011

The Way We Were


Pasaron los días
y no buscamos fresas para morder
Se perdieron intentos y yo quise
recuperar besos para limpiarme la boca.
Tampoco sirvieron mis frases para traerte.
Una taza llena queriendo ser dos
y se asomó el tres,
y entonces mi incompatibilidad
me reclamó suyo,
suyo y frío
aunque las sombras a veces
arden por aquí.
Los viernes de complicidad se echaron
junto a las cosas que no dependen de mí.
y rompí trece esquemas para buscarte
pero el tiempo no cooperó.
Y no es que falló la intención
es que a mi intención le gustan
los números pares
y a mí también,
a mí también.
Fue acción sin reacción
y Newton se equivocó.
Nunca fue tan inútil la miel
porque esto fue una cebolla cortada
cosas de lágrimas que no se sintieron,
Y aunque saludamos no hubo transformación
pero tú y yo pudimos ser una casa.
Y apuesto a que tu chico es guapo Hubbel.
Apuesto a que pasan buenos ratos juntos.
apuesto a que su sonrisa mata tu tiempo.
Entonces cruzaré las piernas a la silla
y veré vírgenes suicidas.
Para llegar al veredicto,
y este es el asunto:
El asunto es que a veces
me permito que no me entiendan.

miércoles, enero 12, 2011

Mi chica Portman



Había escuchado un fuerte golpe y luego nada. De pronto me costó reconocer dónde estaba. El ruido de la calle, las personas. Un hombre salió deprisa del ascensor y tropezó un poco a todos. Entonces volví en mí y recordé que estaba en la fila del cajero automático. 6 personas delante de mí. Luego la vi. Ella estaba sola, ella era la razón por la que me había quedado en blanco. Me recordaba a alguien pero no sabía todavía a quién. Estaba del otro de la fila, casi al frente del puesto de empanadas donde tomaban la merienda las personas que asistían al psicólogo del piso 2 o tomaban un número del banco y salían a comer algo para amortiguar la tediosa espera. No sabía que hacía ella, ni a quién esperaba, nada. Nos vimos cuando ella sonrió un poco y más personas bajaron del ascensor de forma brusca persiguiendo al hombre que antes había pasado y bajaron por las escaleras chatas que daban a la acera. Nunca me gustaron los bancos, ni los cajeros ni nada que hiciera a las personas esperar juntas de ese modo. Pero esta vez era agradable estar aquí, casi en blanco viéndola a ella, a alguien que no conozco. !Ya sé a quién me recuerda! a Natalie Portman por Closer.

Podría ser como en Closer y luego de sacar el dinero me acercaría y ella diría: Hola extraño. De verdad sus ojos me recordaron a Natalie Portman. Eso sería genial; le diría secretamente Chica Portman, pero ahora me doy cuenta que me estoy riendo solo y ella me ve, y el resto de las personas me ve, y ella pensará dos cosas:

1) Que estoy loco

2) Que soy gracioso.

Y no sé si es de las chicas que prefiere acostarse con locos o con graciosos o si prefiere no hacerlo con ninguno de los dos. La fila del cajero avanzaba con la lentitud característica de las personas que no saben que la operación debería tener un estimado de tiempo no mayor a 60 segundos. Dos personas para mi llegada al cajero. Ella seguía cerca del kiosko y quise saber qué estaba haciendo allí. Luego dejamos de vernos. Las personas empezaron a fijarse y a tratar de investigar por qué la gente del ascensor buscaba al hombre que había salido. Ella también se veía interesada y yo no me interesé porque estaba casi en blanco y estaba demasiado interesado en ella. Luego ella me vio e hizo un gesto de aprobación apretando los labios y yo lo hice también pero agragándole una sonrisa disimulada. Y quise que algo pasara para no llegar al cajero y seguir viéndola o que mejor salir más rápido de la fila para hablarle y quizá ir por algún té con leche o quizá por café helado porque ahora le gusta a las chicas el café helado (aunque se me haga desagradable). Entonces escuché otra vez el ruido. Y recordé. Vi un carro que se acercaba violando la acera y vi al hombre furioso y llorando que había salido del ascensor hace unos minutos y luego se estrelló contra todas las personas que estaban en la fila. Y entonces dejé de ver, porque mi mirada se disparó y todo fue borroso cuando el carro me hizo esto. Fue en ese momento que supe que nunca sabría cómo se llamaba mi chica Portman. Y entonces...
Había escuchado un fuerte golpe y luego nada. De pronto me costó reconocer dónde estaba. El ruido de la calle, las personas. Un hombre salió deprisa del ascensor y tropezó un poco a todos. Entonces volví en mí y recordé que estaba en la fila del cajero automático. 6 personas delante de mí. Luego la vi. Ella estaba sola, ella era la razón por la que me había quedado en blanco. Me recordaba a alguien pero no sabía todavía a quién.

domingo, enero 09, 2011

A veces pienso que:

Hay intentos que nunca lograrán convencerme. Como los intentos de amor, que no valen ni la intención, que no te dejan ni las ganas.

jueves, enero 06, 2011

Ostentación


No costó que se notara lo negativo y cerrado que soy a veces, no he guardado cuidado en mis torpezas y sigo teniendo recto el sentido del humor. Sigo pidiendo relaciones donde termino irritado para salir de ellas. Tengo todavía estas ganas de hacer demasiadas cosas. No hace falta sentir algo para tener que hacerlo, pero cuando lo sientes funciona mejor. Y sigo haciendo un esfuerzo sobrehumano por poner atención. Y anuncio que no podría estar con alguien frágil porque soy un desastre. La verdad es que quizá nunca aprenda a tener paciencia. Y las veces que te trato mal es porque no puedo besarte. Y la edad no tiene que ver con nuestras decisiones  Y tal vez si tú sustraes timidez yo adicionaré sonrisas. Que si tuviese que reconocer esfuerzos por conquistas, si tuviera que premiar intentos y resultados, si tuviese que nominar atenciones, entonces tendría que aceptar todo esto por ti.

lunes, enero 03, 2011

Una luciérnaga en tu pulgar

El miedo a los extraños se disipó cuando tú llegaste
rompiste el cartílago de mi pequeño mundo virginal
Y mi luz de luciérnaga pequeña y analítica te cupo en la mano.
Y cuando el pulgar aplastó, entendí el proceso de las personas.
La belleza y la tragedia de la velocidad.
No hay mucho que decir luego de los choques.
Lo que empieza no puede pararse.
Lo que no podemos detener sólo podemos aguantarlo
La otra opción no tiene que ver con vivir.

Uso mis gustos como magnetos
pero no hay atracción
Y ahora el miedo se hizo aislamiento
Y yo me hice adulto para dejar de sentir.
Y aún está mi luz pero no puedo mostrarla
Es mi luz con el amor al fondo sin mostrar
y no por falta de ganas
es que nadie la ve.

domingo, enero 02, 2011

El lenguaje de las miradas


Ella pudo ver la mirada de él saliendo del cubículo de enfrente, el par de pupilas asomadas por las gafas gruesas y la mirada de cachorro brillante y de convencimiento sincero. Ella quitó la mirada y luego la devolvió buscando confirmación. Él confirmó. Luego ella se deslizó por la silla hasta ocultarse en las paredes azules de su cubículo. El trabajo había adquirido cierta adrenalina, cada que ella buscaba una excusa para ponerse de pie y ver al desconocido vecino del otro lado del cubículo; luego él devolvía el juego creando complicidad. Entonces mientras ella bajaba, él subía, y las miradas estuvieron flasheando entre ellas, como un código secreto, como una especie de clave morse entre parpadeo y desvíos direccionales de ojos. Los días de trabajo tuvieron ratos recreativos, mientras ella y él mantenían el juego sin poder saber siquiera cuál era el nombre, o cómo era la voz del otro. El tercer día luego de salir del trabajo ella quiso hacer tiempo para esperar en la esquina cercana a la salida de la agencia. Y de este modo estar un punto suficientemente visible para que él la viese y tal vez; sólo tal vez, se acercase y dijera algo como: "Hola". Y ella respondiese: Hola. Y luego irían a tomar algo, y luego saldrían más y él pasaría los viernes en la noche en su casa, y verían películas mientras comían en la cama, y él se acercaría en algunas ocasiones a besarla detrás de las orejas mientras le amarraba la cintura con los brazos y le diría: me gusta tu perfume. Pero entonces al salir él la vio, y ella lo vio, pero él se cruzó de acera y ella cambió la mirada y nunca nadie dijo "hola". Y no hubo viernes por la noche, ni abrazos amarrados ni frases al oído, ni noche de perfume.
Tendrían que pasar exactamente 16 horas y algunos minutos no específicos para jugar otra vez. Ella exclamó alguna grosería en un tono de voz prudente. Porque a nadie le gusta esperar por muy adulto o muy niño que sea.

Pero la artillería vendría pesada el día siguiente. Mientras él intercalaba miradas, ella evitaba responderle. Recordó el momento de no-correspondencia del día anterior y entonces se declaró en huelga. Pero al cabo de horas aún tratando de ignorarle, la mirada que salía de las gafas, es decir; ese brillo con cierta sinceridad que le recordaba a los amores del colegio; la hizo voltear y entonces, las miradas se engancharon. Pero ella decidió que si le miraba al menos debía seguir con su causa de protesta, de modo que en vez de ignorarle; ella decidió fijarle los ojos. Él sonrió y ella hizo un gesto de aprobación con la boca. Cuando llegó el final de la tarde ella estaba en la misma esquina visible, a las afueras de la agencia. El plan era el siguiente: esperaría a que pasaran dos autobuses, si él no llegaba el universo le estaba diciendo que debía irse y renunciar al asunto. Si él aparecía el universo tenía planes para ellos dos. Porque era de las personas que pensaba que el universo siempre te está dando un mensaje. Pero él no apareció y entonces ella se fue. Porque siempre odió que el universo se quedara mudo.

Pero el día que él caminaba por los cubículos dirigiéndose al suyo; sus ojos dijeron buenos días a los de ella, pero ella nunca sabría exactamente qué le estaría diciendo él. Ella respondió con la vista porque ya no merecía la pena protestar. Había empezado a comprender que había algo singular en esto de sólo hablarse con las miradas. Pero cuando ella se puso de pie en uno de esos intentos para verle mejor por encima del cubículo azul, él levantó un papel marcado en letras de tinta negra. Decía: "Hola". Y ella le regaló la primera sonrisa y luego se derritió sobre la silla.

Y llegó el final de la jornada en la agencia y ella estaba parada en la esquina, y él no cruzó la calle, y ella no quitó la mirada, y no pasaron dos autobuses, entonces él se acercó y por fin se escucharon hablar el uno al otro y ella dijo: ¿qué harás? y él dijo: debo ir a comprar algunas cosas, y ella dijo: tengo que ir a buscar algunas en mi casa para luego salir, si vienes luego podría acompañarte a lo tuyo, pero él dijo: No puedo. Y ella dijo: Entiendo. Él le dijo " por cierto mi nombre es..." y dijo su nombre y le dio la mano, ella recibió la mano y le dijo el suyo también. Y vinieron más días entre cubículos azules. Pero el lenguaje de las miradas había terminado. Ella y él no volvieron a jugar. Y ella entendió que al universo a veces le gusta hacernos perder el tiempo.