martes, septiembre 29, 2009

El silencio

Puse mi mano en mi boca y apreté fuertemente como para engraparmela. No quería más escuchar el llanto que creabas como guerras infinitas en mi . Y desde esa noche no quise más que me respiraras. Es ahora el silencio mío y no tuyo. Cerré los ojos tan fuerte como para rompérmelos, para perderme. Pero empecé a hacerme en la oscuridad y tapizar mis caminos y retar mi mente y abrazar mi ser, y vengarme en el olvido. Y ser mío y no tuyo, ser mío.

2 comentarios:

Ayna dijo...

A pesar de que este y el otro escrito de arriba me hacen sentir melancólica,me gustan.Supongo que soy adicta a la melancolía,a la nostalgia y, al parecer (aunque odie que sea así), al estar triste...Sigue así,tienes un estilo admirable.

Arzola D dijo...

Muchas gracias por siempre pasar por aquí, querida chica de los maremotos. Ambas fotografías pertenecen al sitio donde solía vivir. La melancolía tiene la fuerza de muchos muchos motores. O al menos a mi me causa esto.