domingo, mayo 16, 2010

Pequeños asteroides


Somos maquinas, tenemos gran cantidad de elementos engranados que personalmente nos mueven , somos sistemas y entre gran numero de componentes hacemos reacciones en cadena. Somos mundos, somos tal vez pequeños asteroides andantes que poseen sus propios baobabs que fielmente amenazan nuestra tranquilidad.
Pero muchas veces aún cuando nuestro asteroide no tenga una rosa debemos cuidarlo, debemos hacer fértil la tierra aunque eso haga que crezcan también los baobabs, pero alguna vez en esa tierra otra rosa volverá a crecer y entonces tendremos que ser nuestros propios corderos .

Visto desde afuera somos elementos sueltos en el universo que giran sin saber en torno a un gran pulso y bajo este efecto empezamos a relacionarnos. Algunos somos asteroides repletos de baobabs que destruyen lentamente nuestro espacio, supongo que otros habrán mantenido viva a su rosa y alejado a los baobabs y otros daños amenazantes... a ellos no les conozco todavía. Finalmente estamos aquellos que hemos tenido nuestra rosa y la hemos perdido por algún motivo, tal vez esta se volvió venenosa porque en tiempos como estos hasta eso puede pasar, quizá alguien la arrancó o nosotros mismos la dejamos secar hasta marchitarse, quizá nunca fue una rosa y fue algo que inventamos sin darnos cuenta, y es que a veces podemos inventar lo que necesitamos.

Sobre los daños ¿Realmente existe algo que nos quiten que no podamos recuperar? ¿Verdaderamente estamos expuestos a ladrones emocionales, a yedras que se hagan pasar por rosas para hacernos perder tiempo mientras los baobabs arrasan con nuestro asteroide? Hoy camino a casa pensé ¿Una vez que pasamos por el caos de una relación nos hacemos realmente incapaces de recuperar enteramente nuestra entrega? ¿Siempre debemos sumar a los daños de algún parásito emocional una cantidad extra de incapacidad? Pienso, digo y defiendo la idea de que alguien que me haya quitado lo suficiente se atreva a quitarme algo más. No soy yo un optimista y quien me conoce lo sabe, pero pienso que es motivo de orgullo evitar que nos dañen también la capacidad de entrega, soy rebelde ante la idea que un fracaso transforme mi forma de sentir o la aleje de mi estado natural. Soy una maquina extraordinaria, soy un sistema complejo que vive lo bueno y lo malo bajo el concepto de llevarlo en brazos hasta donde más pueda, puedo tomar de mis días y hacerlos una montaña rusa o una ruleta mortal, sacaré lo mejor de ello, ando en un asteroide que ha tenido más que baobabs y tormentas sin refugio, más que grietas y volcanes que hacen arder mi fiebre. Habito un planeta que después de tantos terremotos es fértil para dar hogar a alguna rosa y empezar a sentir otra vez, después de todo sólo dos cosas pueden pasar, que se de, o que no. Del resto ya el tiempo dirá.

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