miércoles, noviembre 24, 2010

Cosas nada

La esquina de tu cama, la forma de tus pies, la vista desde tu ventana, que me llames por el apellido, la fricción entre tus piernas, la forma de tu pulgar, la pronunciación de tu impar, la temperatura de tus dedos, tu voz diciendo no te besaré, el sonido de la puerta al cerrarse. Mi voz diciendo: Pensé que no me ibas a besar, la tuya diciendo: Hablo mucha mierda. La mirada punzante, el mapa en tu abdomen, tu forma jodidamente enamorable de hablar sobre tu madre, nuestro pacto de no-amor, el tono que haces al decir que mi música es depresiva. Como se te salta al vena en la frente cuando te molestas. Las letras hojillas, cortantes, y malvadas, dónde me dices que no quieres verme más. El sonido del teléfono que aunque siempre suene igual reconozco cuando eres tú. El mensaje que dice: que haces? , decirte que te comiste un signo de interrogación y que ese qué lleva acento, saber que esa es tu manera de pedir disculpas. Tu fetichismo. La inmadurez y tu malicia. La desnudez de cuando me llamas poeta. La otra desnudez que dispara. Tu franelilla sudada, tu cabello claro en margen con mis manos, cuando te ríes de mis chistes, tus horarios para comer, y la acidez que me mata de que me compares con alguien más; tu manía de morder y tu piel rompe-razón que sale de tu ropa oscura. La forma en que jugamos cruelmente a ser extraños entre otros. En caso que no lo hayas notado esto soy yo siendo detallista, en caso de que no lo veas este soy yo formando nexos, en caso de que aún no te enteres esto soy yo viendo cosas que nadie más verá. En casa de que no lo sepas estás son las cosas que guardé, con lo que ahora no puedo hacer nada.

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