miércoles, noviembre 10, 2010

Cuando nadie cante ya

Tengo cierta debilidad por los suicidas,
¿Cuántas Virginias llenando de piedras sus bolsillos?
Me siento identificado.
Muchas partes mías se han suicidado con intención.
Hay un mensaje que toma forma junto a los míos.
Porque cada simple parte nuestra cuenta con vida
Nos conforman pequeñas muertes
y cada parte puede morir aún cuando sigamos.
Nos alientan pequeños nacimientos.
Quien se despide ve todo desde fuera
como quien contempla mejor.
Y como un juez loco se declara culpable a sí mismo,
no hay razón para compartir cuando escapas con ella en tus manos.
Cualquier cosa que se diga en el adiós se vuelve poesía.
No podría respetar al que anuncia tanto un adiós que no llega.
Es asqueante el aliento de las voces que gritan irse
Y sólo clavan uñas por ultrajante atención.
Siempre anunciaste que te colgarías
Y temí tanto que salía a la calle con tu muerte en la cabeza.
Nos detienen grandes muertes.
Nos salvan grandes nacimientos.
Juegos enfermos que cortan por cortar y jamás por motivos tetánicos.
Hay un vacío que taladraste en mí.
No hace falta que te perdone cuando tú no te puedes perdonarte.
Pero el que decide irse con la mayor razón nunca lo dice.
Porque el castigo del que más quiere vivir le raja la cabeza a la mitad.
Esto no es una invitación a la muerte
porque la muerte no se hace propaganda.
porque sólo viviendo se puede crear.
Esto es lo simple que quedará cuando las velas se apaguen.
Cuando nadie cante ya.

No hay comentarios.: