martes, febrero 07, 2012

Casi Importante

Y era adicto a fuegos artificiales, era suficientemente distraído para ignorarme, era un "casi" casi importante y qué pena que yo nunca fui bueno para perseguir. Era tan miope para no enviciarse a mi brillo. Era un cristal y yo un mosquito chocante, y choco y choco. Era un eslabón que se colaba en cada historia para encadenar la atención, era un perdón que no pidió pero que obtendrá, que yo le daré, como me doy a él.  Era una prosa apenada de ser poesía, era un nombre que pronunciaba a mi modo, la "ele" de mis piernas en sus hombros. Y como un hombre de muy niña sonrisa,  su risa canalla alumbraba el rincón que me encontraba desnudo, y él no sabía, él no sabía. Y en voz alta no admitiré ninguna herida, ninguna herida. Era tan igual que no me entendía, era el metro ochenta que siempre quise, el olor a jabón desde la piel oculta del sol, era de a domingos y en secreto, era el secreto que te insulta por desentendimiento, era de piernas de madera y lunares incontables, era amable pero no conmigo, era lo mejor de algunos y buen rato en mi rato.



Estaba peinado hasta que nos duchamos, y en su espalda sus huesos como montañas. Era un misterio porque no me contaba, era la estatura y una mañana sin compañía, era un ladrón de algunos momentos míos, era de voz torpe y aliento a juventud, era de alguien o no era de nadie, era un saludo como si nada, era una despedida que me proponía y no respetaba, era común aunque yo me lo presenté valioso, y era hijo, y quizás hermano y quizá será padre y no sabré, o sí. Y me hacía nadar aunque no hubiera algún mar, y era divertido para mis tragedias, y nunca supe dónde vivía.  Era letras pero no sobre amor, era de ganas duras, era insistencia sin recompensa, era una guerra de la cual no esperaba muerte, era un cadete sin órdenes, era de un idioma que no entendí, era idiota entre otras cosas, era de boca de engranaje y besos en varias direcciones, era inspiración aunque nunca lo supo. En secreto era bastante, aunque no se lo diré. Era algo quizá brillante que no me presentó. Y sobre todo: Era, porque se repitió y no conmigo, y no conmigo, y quizá será mi amigo, pero no, yo nunca supe perseguir, no por falta de voluntad sino por inteligencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Era como alguien que leyó, más que palabras, un espejo. Decidió que no era un trato, sino voluntad, de la que carece el que no supo perseguir, y de la que yo alguna vez tuve miedo de alcanzar.

Arzola D dijo...

No era falta de voluntad, era inteligencia.