sábado, febrero 25, 2012

Oda al Amante que no fue

Anda por ahí tu lengua encendiendo todo,  y esta mente loca quisiera vivir contigo minutos que no nos pertenecían. Un poco suiche la boca y corriente continua los dedos, para alumbrar al cuerpo. Quién fuera adorable. Y el paladar recorriendo la pierna para ofrecer el bocado vuelto pantorrilla, para rendirse a los dientes ajenos, me derrito sólo si vas a beberme.
Sí, pensé. Porque puedo, porque sé.
Exijo ahora emborracharme en el bar de tu vientre y mandar el ósculo enjambre a la frontera blanca de tu piel, y alentar el pensamiento, y ponerte el corazón otra vez en los dientes y cruzar los dedos a ver si no muerdes, sin asomar que lanzo el coñazo de la despedida, al primer daño que me hacen. Pensando que no puede pararse lo que viene. Pero ahora me escondo en la marea, en un olvido azul lejos del expresionismo que te abotoné en mi cabeza, recordando palabras tuyas; que decías morir por mí, y dije yo: que más te valga la vida que te traiga a este colchón que la muerte que te aleje. Pero un olvido azul me arropó cuando tu fuerza se rindió antes de nacer. Cuando la historia no vino a escribirse ni revolverme la ropa y los gustos.
No pueden jugar un rato en esta piel sin creerse luego dueños de mis letras, pero no acertarán jamás, pues yo no escribo sobre los amores presentes, yo escribo sobre los amores que no he tenido nunca.

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