domingo, septiembre 22, 2019

Astronauta

Los días solían ser un faro que anunciaba a distancia
La alegría rebelde de encontrarse en otro 
Una bengala dorada brillando por encima de la cordillera. 
Un portal a través de una pequeña pantalla.
Piedras azules como planetas en las muñecas 
pero era mentira la promesa del puerto. 

Los días solían ser una libre declaración 
que invitaba a morder mi carne y beberme todo
un dolor íntimo como tributo sexual
el rito cariñoso de la sincronización 
y el llanto una bandera blanca para calmar la guerra. 

Los días eran fantasías del cuerpo en lugares ocultos
Pies descalzos entre historias de infancia
una fiesta de acentos entre dos labios bailando
Desafíos al tiempo para tratar de quedarse contigo.

El amor solía ser un motor para mover los días 
hasta volver al mar y la ilusión de otro país
Solía ser la curiosidad de querer investigarlo todo. 
Quince días de flores verdes en la hamaca 
para volar en días de invierno
recuerdos de carreras de madrugada 
para entregarte el pasaporte. 

El amor solía ser el dolor elástico
que marcaba mi piel con tus dientes para crear pertenencia. 
Un astronauta solitario que quise dibujar alegre. 
La ambivalencia ignorada que fracturó mis cimientos
y me sacó de órbita hasta perderme a mí mismo. 

Pero los días de banderas blancas
ya no acaban con ninguna guerra.


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