El poema de Yann

Dedos de benditos de relámpago que crean universos llevas pegado a tus manos Yann.

Que cantas emociones en cada nota que haces,

en cada rayo de vida llamado composición.

Cuánta pasión Yann y que hermosa la selva de tu cabello

y el canto de hadas de tu violín

y la brisa de espigas de tu piano, que viaja en el tiempo,

y el mar de noche de tu acordeón profundo y místico.

Es tu mente un laberinto tapizado de estrellas viejas palpitantes,

es tuya la bendición de las emociones que se canta por las manos.

Eres tú el dueño de la fuente de mis suspiros y la intensidad de mis letras,

de la pasión de las manos de mi amado

que tocó tu vals para mí cuando lo conocí

que luego tejió amor en mi pecho.

Me recuerdas a mi infancia

al mismo tiempo mi madurez.

Francesito lleno de maravillas,

de sesiones negras y estelas de cajas de música,

te escucho casi tanto como te anhelo

las teclas de tu blanco y negro hechizado por duendes

me llenan el alma de un color por cada emoción.

Dedicado a Yann Tiersen.