No podría culparte.
Luego de la bajada sólo podría echarme a dormir.
La supuesta claridad no fue más que maleza
tratando de ahogarme en un tu mar muerto.
No podría culparte por la ambigüedad de tus palabras,
ni darte más poesía.
No podría culparte cuando fui yo quien se quedó en el humo
cuando jamás hubo fuego.
Buscando nada,
jugando a la gallinita ciega.
La culpa es mía por creer en alguien que no cree en las estrellas.
Por poner mi corazón en la boca de alguien que no sabe de besos,
en la de alguien que sólo sabe morder.
Fotografía por Ana Perez.
4 comentarios:
Me gustó la última parte del poema chiquito, me sentí más o menos identificado con eso.
Buen Blog, debo leerlo más a menudo.
Saludos!
Me gusta de lo tanto que no me gusta, o sea el tema no, lo escrito sí. :-)
Infinitamente hermoso, las ultimas dos oraciones ♥
Hermoso ♥ esas últimas oraciones son fulminantes.
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